lunes, junio 22, 2009

LA SOLUCIÓN.





Sólo la palabra produce picores.

Cuando hace unas semanas mis sobrinos salieron del cole con una notita dirigida a los papás dónde se les advertía de que era época de piojos y era conveniente tomar medidas preventivas al respecto, la verdad es que se me agolparon los recuerdos y surgió la idea de escribir este post porque hay cosas que no cambian aunque pase el tiempo.

Estos bichitos se alimentan de la sangre humana y ni saltan, ni vuelan. Los niños juegan y en sus juegos las cabezas se unen muy a menudo, así que ellos aprovechan, se extienden y acampan a sus anchas. Cada hembra de piojo puede poner hasta 150 huevos famosamente conocidos como liendres. No transmiten enfermedades pero causan una gran alarma social. Tienen predilección por determinado tipo de cabello y afectan a todas las clases sociales. No tiene nada que ver con la higiene como algunas personas creen. Como curiosidad, es una especie endémica de España, vamos, que los piojos son Made in Spain, typical spanish.

Recuerdo vagamente la primera vez que me visitaron estos animalitos, les gusté tanto que decidieron que mi cabeza era perfecta para anidar. Me viene a la mente un teléfono rojo de esos de antes que metías el dedo en el agujerito del número y tenías que hacerlo rodar hasta el tope para marcar. Mi madre descolgó muy nerviosa y giró la rueda marcando el número de la señora Pepita:

- Pepita, soy Nora.
- ¿Qué te pasa Nora?.
- La niña, que tiene piojos, pero que está llenita...
- Pues no te preocupes que tengo la solución.

La solución.

La señora Pepita tenía una tienda de la que un día os hablaré. La tienda tenía una trastienda donde una podía encontrar casi de todo, y entre todas las cosas había una caja de cartón repleta de botellas amarillas con un tapón de color verde que no olvidaré en la vida. Esas botellas eran la solución, y fue un milagro sobrevivir a ellas, pero es que los niños de antes estábamos hechos para aguantar casi todo. Soy de la generación esa que cruzaba España en un dos caballos y sin cinturón.

La solución invadió mi cabeza completamente. Después de embadurnarme del líquido puramente químico, me enrollaron la mata de pelo en una toalla. Aquello tenía que ser supertóxico porque olía más fuerte que el salfumán y no se podía casi ni respirar. Me aislaron unos cuantos minutos que se me hicieron muy largos en una habitación. Después de haber eliminado de forma infalible a los molestos bichitos, decidieron cortarme el pelo porque tenía mucha faena quitar de aquella melena los minicadáveres, y ese es mi primer recuerdo de los piojos. Además, estas invasiones capilares estaban rodeadas de secretismo: "No se lo cuentes a nadie..."

Tengo en mi memoria dos visitas más.

Viene mi tía con Marta y Sandra, mis primas, a recogerme para pasar la tarde en la feria. Mi madre le advierte a mi tía de que no nos suba al tren de la bruja porque a través de la escoba podemos coger piojos. Nos reímos todos de semejante ocurrencia y nos vamos tan contentas. Primera atracción elegida: "¡El tren de la bruja!". Volvemos a casa después de una tarde muy divertida y ya andamos las tres rascándonos la cabeza. Mi madre afirma: Han subido al tren de la bruja, porque mira como se rascan la cabeza", y en efecto, las tres cabezas tienen visita, están llenitas a rebosar. Teléfono rojo, gira la rueda con su sonido peculiar, llamada a la señora Pepita que tiene la solución.

La última vez que alojé a los visitantes en mi melena fue un verano, tendría unos siete años, quizás alguno más. Estaba libre como el viento corriendo por el campo, también con mis primas y a cargo de mis tías. Cecilia se rasca la cabeza y yo la sigo, para variar. Nos miran con lupa a todas, y si, cuatro cabezas repletas. Llamada de mis tías a mi madre. Teléfono rojo, gira la rueda: "Señora Pepita, necesitamos la solución". Llega mi madre con las botellitas amarillas y verdes. Cabezas embadurnadas y envueltas en toallas. Aislamiento temporal por parejas en habitaciones separadas. Nos cuesta respirar porque el ungüento debe de ser supertóxico. Nos asomamos por la ventana buscando aire. Cecilia y yo nos reímos encanadas cuando oímos a las dos de la habitación de al lado que lloran porque se ahogan...Nos sacan a las cuatro, pelos cortados, cepillos pasados, estirones, limpieza a mano bajo la luz del flexo y ¡a correr!.

PD: Ardorina, gracias por recordarme que tenía que escribir este post y por darme la solución natural para acabar con los piojos: el vinagre.

10 comentarios:

Ardorina dijo...

Que gracia me ha hecho leer el post, aunque no lo creas mi cabeza siempre era la elegida en la epoca de piojos. En mi casa somos cinco hermanos, yo soy la pequeña y la diferencia de edad con mi hermano el mayor es de 14 años, imaginate que significaba eso, que cuando su hermana de 6 años cogia piojos, el que tenia 20 tenia que ir por la calle oliendo a locion de piojos, cuando su intencion era ligar con chicas. Pillaba unos rebotes con nosotras..., y es que es el unico chico de 4 chicas.
Tambien me ha hecho mucha gracia lo del dos caballos sin cinturon, yo soy de la misma epoca pero con un simca 1000 sin cinturones. El unico coche que tuvo mi padre en toda su vida y que ahora mantiene mi hermano aparcado dentro del garaje de su casa mientras el Audi y el Rover estan en la calle. Todavia me acuerdo de la vergüenza que pasabamos mi hermana Virginia y yo cuando los fines de semana nos ibamos a la masia con el simca la gente se quedaba mirando el coche y nosotras con lo grandotas que eramos intentabamos escondernos detras de los asientos. Ahora que ha pasado el tiempo y voy con mi hermano estoy la mar de orgullosa de ir en ese coche, despues de 41 años funciona perfectamente gracias a los cuidados de él y a las piezas que va adquiriendo a traves de internet.
Posdata: Como no hay Club de Simcas en Castellon pertenece al Club del Seicientos.
Un besote muy grande, guapa.
Acuerdate de que tienes una infiltrada para tu guerra....

Lorena dijo...

Ardorina: Debe de ser que tenemos unos pelos muy atractivos.
A ver si me enseñas el Simca ese y nos damos una vuelta para luego contarlo en el blog, que eso si que es noticía, jajajajaja...Y una preguntita, ¿os llevaba el papá a los cinco detrás???

belén dijo...

Pero que mala eres Lorena, como le haces esa pregunta a Ardorina, que viene la poli y multa al canto con carácter retroactivo,jajajaja.

Yo os gano soy de la generación de los 600, que fue el primer coche que tuvo mi abuela y el segundo un 127, así que ya llovió desde aquella.
En cuanto a los piojos, sólo hablar de ellos y ya me pica la cabeza. De pequeña los pillaba siempre, eso sí no recuerdo que a mí me cortaran el pelo; pero me dejaron traumatizada con la loción de ZZ, todavía existe hoy en las farmacias, lo que pasa que casi no se usa porque es altamente tóxico. Era horroroso,dormía toda la noche con la cabeza envuelta en una toalla y el pelo completamente empapado de la dichosa loción. También recuerdo un champú de brea que te lavabas la cabeza y los piojos caían apampados, lo peor era matar a las dichosas liendres
que las quitaban con un peine de púas y si explotaban entre los dedos es que estaban vivas, así que vuelta a empezar.
Ya no me acordaba ni de como eran hasta que hace un par de años los cogió mi hija en el cole, con la tremenda mata de pelo que tiene no me llegaban las horas del día para acabar con ellos, y lo peor fue que me los pasó a mí. Me hizo mucha gracia el comentario de "no se lo digas a nadie", porque hoy eso sigue vigente.
El vinagre de manzana no los mata, sirve como prevención,por el olor repelente que deja en el pelo, lo que recomiendan los centros escolares es empapar la cabeza en aceite porque parece ser que estos bichejos respiran por estomas y así se asfixian. Bueno y colorín colorado el cuento de los piojos se ha acabado.


MOITOS BIQUIÑOS

Lorena dijo...

Belén: Ay que risa llevo hoy con los piojos...es que vaya telita tener que pasar por ese trance de la toalla envuelta durante horas y todo el ritual que requería la operación de liquidación total de piojos y liendres...me ha hecho reir lo de explotar las liendres, que es verdad que mi madre las cogía y las aplastaba con las uñas y si hacían ruido decía que estaban vivas. Pensaba que como me he hecho mayor ya no podía coger piojos, pero veo que si los niños salen con el papelito yo también tendré que extremar precauciones...y me parece que lo voy a dejar porque ya ando con picores, menuda sugestión, jajajajaja...
La preguntita a Ardorina es que me asalta, un simca para siete personas, casi nada...me imagino a los pequeños sobre las rodillas de los mayores y todos a la masia a pasar el día, que divertido,¿verdad?. Besotes guapa!!

Cecilia dijo...

Sí sí, vinage muy caliente y la cabza en el lavabo. Quema muchisimo y olía fatal. Pelo envuelto en toalla un buen rato,como dice Belén, eso no funcionaba, así que tras pasar el peine de pú fina por el pelo y comprobar que piojos no había pero liendres sí, se recurría al zz, qué gracias, lorena, cómo no te puedes acordar de ese nombre, unos botecitos transparentes con tapón negro. Pelo envuelto otra vez (esa imagen sí quela tengo, en la habitación de tu hermana las dos tedidas en la cama con la toalla en la cabeza), y esto sí que era eficaz. Piojos desaparecidos con liendres incluidas... pero no se lo digas a nadie!

Lorena dijo...

Cecilia: No hija, el ZZ no lo recuerdo...yo lo que no puedo olvidar son las botellas amarillas y verdes, la ventanita con rejas del maset que tenía alquilado la tía Lumi y donde compartimos calvario mientras Sandra y Marta lloraban en la habitación de al lado. Yo me recuerdo a mi misma respirando a través de la mosquitera verde y encanada de la risa porque menudas matas de pelo para liquidar a los piojos, que mira que nos tenían afición, jajajajajaja...

Anónimo dijo...

Siempre q he ido a la feria tenia un trauma con el tren de la bruja, estaba prohibidisimo subir, y en efecto creo q nunk he subido...se nota q nuestras madres son hermanas...Soy tu prima Marta

Lorena dijo...

Marta: ¡Holaaaaaaaaaaa!!!, si hija, si, subiste una vez conmigo y Sandra y fue esa vez la primera que compartimos piojos, jajajajajaja...
Que guachi nos lo pasamos ayer¿verdad?, y ya tengo el comedor como los chorros del oro!!!, besitos a la peque. La saco mañana o pasado. MUA!!!!

Anónimo dijo...

¡Hola Lorena! La casuistica de Google me ha llevado a tu blog como primera opción en un listado de miles de resultados. La combinación entrecomillada de "Tren de la bruja" y "piojos" ha sido la única responsable.
Tras pasar unas amenas vacaciones familiares en Málaga, mi mujer se ha traído con ella un souvenir muy especial. No es que sea típico de Málaga, porque creo que en todos los sitios se pueden encontrar, pero al menos ha sido un recuerdo inolvidable, que irremediablemente relacionaremos siempre con nuestra corta estancia en la capital de la Costa del Sol.

La pobre se vino con la cabeza infestadita de piojos. Llevaba ya unos días dándole a la uña y levantándose el cuero cabelludo cuando mi suegra le sugirió la idea de pasarse un peine de esos para piojos. Nosotros nos reímos, pero las carcajadas se vieron traumáticamente truncadas cuando los primeros ejemplares comenzaron a caer sobre la blanca porcelana del lavabo. ¡Horror! Movían sus patitas y se retorcían como gusanos en el anzuelo.

Haciendo memoria, tratamos de dilucidar en qué lugar podría haber permitido la entraa a tan ilustres huéspedes. Lo cierto es que ni yo, ni nuestro hijo de dos años y medio nos habíamos contagiado. Dimos muchas vueltas al asunto... Que si en la playa, que si en la piscina, que si en el parque... Hasta que mi mujer recordó que la única persona que le había tocado la cabeza en estos días (al margen de nuestro hijo y yo, claro está) había sido la pérfida bruja del tren de la feria de Málaga. Además de pérfida, la muy jodida también resulta que es piojosa. La verdad es que no me extraña, porque el aspecto de los yonquis desangelados que regentan la atracción no invita a otra cosa que a pensar en las condiciones de higiene que les rodean.

Yo subí con el nene a la noria (suerte para mí) y mi mujer le acompañó en el trenecito de la bruja piojosa. Allí recibió más de un escobazo en la cabeza y, al igual que ella, toda una legión de padres y niños, entre los que supongo yo que se debía encontrar el portador de la plaga.

No sé, el caso es que nos ha sorprendido que alguien más haya llegado a la conclusión de que las escobas de las brujas están cargaditas de piojos (y seguro que chinches y garrapatas también).

La deducción puede parecer fácil, pero ponte tú a rememorar todos los momentos en los que te han tocado la cabeza o has mantenido esta parte de tu cuerpo con una posible fuente de contagio. No resulta nada fácil. En absoluto.

Para despedirme, quisiera aconsejar a todo aquel que se sienta atraído por el tren de la bruja a que rehúse la tentación y se lo piense bien si no quiere que por su cabeza campen a sus anchas los piojos y las liendres... Ahí queda mi advertencia.

Lorena dijo...

Anónimo: ¡Hola!, no tienes idea de cuanto me he reido con tu historia que te agradezco mucho que hayas compartido conmigo. Es muy probable que el tren de la bruja sea el culpable, ya ves tú, ¿quién puede pararse a pensar en ese pequeño detalle de una escoba que baila por encima de las cabezas?. A mi madre se le ocurrió la idea enseguida y en mi caso fue ahí. Yo creía que de mayor una es inmune, jajajaja, pero veo que no, así que extremaremos precauciones.
Te paso el enlace a mi blog porque este hace un par de años que lo abandoné:http://buscandoelnorte2.blogspot.com/
. Eres bienvenido. Espero que el exterminio fuera bien y que a partir de ahora tomeis precauciones que hay atracciones que mira tú por donde resultan más peligrosas de lo que aparentemente parecen, jajajaja, un abrazo!!